El agua fría ¿engorda?

El agua fría engorda. La nueva teoría de la conspiración de los creadores de “sudar = bajar de peso”.

A ver, seamos honestos: ¿quién no ha sentido influenciado scrolleando TikTok a las 11:47 de la noche? Justo en esos momentos, cuando el cerebro se pone en modo vulnerable, es cuando aparecen personajes como “una nutrióloga holística” diciendo que tomar agua fría engorda porque el cuerpo “la transforma en grasa”? Y entonces, tsssss, caemos redonditos en la mentira.

Lo mejor (o lo peor, depende de cómo quieran verlo) es que muchas veces estas afirmaciones son mero clickbait que desmienten al final del video pero que, sin sorpresa para nadie, nadie ve completo.

Así que antes de que metan su vaso al microondas, respiren profundo porque no, el agua fría no engorda. Ni siquiera el agua tibia. Tampoco la caliente. El agua no engorda. Punto.

¿De dónde salió que el agua fría engorda?

Hay muchos disque nutriólogos diciendo por ahí, frases con palabras rimbombantes como “termogénesis”, “shock metabólico” o “retención hídrica”. Y aunque algunas sí tienen bases reales, terminan mal contadas, sacadas de contexto o servidas con la intención de espantar.

Otros dicen que tomar agua fría, el cuerpo entra en “modo defensa” y almacena grasa. Y otros afirman que el frío “congela las grasas” del cuerpo (¡¿perdón?!).

Pero nada de eso está respaldado por evidencia científica seria. Al contrario, hay estudios que dicen que el cuerpo quema unas calorías extras al tratar de calentar el agua fría cuando la bebemos. No es mucho (como 8 calorías por vaso, o sea, ni una papita), pero definitivamente no engorda.

El agua es nuestra mejor amiga. Nos hidrata, nos ayuda a que el cuerpo funcione, nos mantiene despiertos, mejora la piel, ayuda a los riñones y hasta hace que el cerebro funcione mejor. El agua es esencial y repetimos, no tiene calorías.

Agua fría vs. agua caliente

Fría, tibia, natural, con hielo, con popote, con rodajita de pepino fancy o directo del garrafón: el agua es agua, y hace bien. Pero entonces… ¿por qué dicen que el agua caliente “ayuda a bajar de peso”?

Esta idea también circula mucho, especialmente en ambientes wellness. Y aunque es verdad que el agua tibia o caliente puede ser reconfortante, sobre todo por las mañanas o cuando andamos inflamados, eso no significa que tenga superpoderes quemagrasa.

Lo que pasa es que, al tomar agua caliente:

  • Nos sentimos más saciados (como cuando tomamos un té antes de comer).
  • Se estimula ligeramente la digestión.
  • Puede ayudarnos a reducir la ansiedad por comida

Pero eso no quiere decir que derrita la grasa como si fuera mantequilla en sartén. Lo que realmente ayuda a mantener un peso saludable es beber suficiente agua todos los días, movernos un poquito, y tratar (aunque sea con esfuerzo) de no vivir a base de pura comida chatarra.

El agua no es la enemiga

Ya basta de vivir con miedo hasta del agua. En un mundo donde todo tiene calorías, ingredientes sospechosos o marketing engañoso, el agua es de las pocas cosas que siguen siendo confiables. Como las abuelas, los tacos al pastor a las 2 de la mañana o el perrito que siempre te mueve la cola aunque solo te hayas ido 5 minutos.

Lo que sí deberíamos evitar es creer todo lo que vemos en redes sin contexto. Hay demasiados videos que nos cuentan una historia a la mitad, justo para que nos asustemos, compartamos y comentemos sin verificar. Así que, por favor, vean el video completo antes de declarar enemiga pública al agua fría.

La única forma en la que el agua podría engordarnos… Es si la bebemos mientras nos acabamos una pizza familiar solos. Y aún así, no es culpa del agua.