¿Por qué los jóvenes están más infelices que nunca?

Un estudio dice que los jóvenes son la generación más infeliz de los últimos años y nuestro querido Enrique Tamés, Doctor en filosofía, nos va a explicar que onda con esto.

De acuerdo con el World Happiness Report, por primera vez en la historia, los jóvenes son más infelices en países desarrollados sobre todo en Estados Unidos, principalmente por el uso de redes sociales a temprana edad.

Según un estudio realizado por Gallup, la Generación Z, compuesta por personas entre los 12 y 26 años que nacieron entre 1990 y el 2010, es la generación más infeliz hasta ahora.

Un informe de la Organización Internacional del Trabajo de 2023, sugiere que el desempleo en jóvenes va a la alza en economías desarrolladas, y son aún peores en los países en desarrollo.

De acuerdo con el Foro Económico Internacional, otra de las causas de infelicidad en jóvenes es el aislamiento social, ya que a pesar de la conexión que se tiene en línea y redes sociales, los jóvenes no tienen relaciones personales sólidas.

Creencias de las generaciones actuales de los jóvenes y que tienen que ver con la infelicidad

Estas tres creencias, muy extendidas en los jóvenes y en las universidades hoy en día, son:

  • El conflicto te debilita, no te fortalece.
  • Debes confiar en tus emociones, en lo que sientes, aunque tu razón diga lo contrario.
  • La vida es una lucha constante entre personas buenas y personas malas. Por supuesto, tú te encuentras dentro de las buenas.

Estas tres creencias han hecho que el diálogo y la confrontación de ideas se vaya deteriorando, en las escuelas, en las universidades y en la sociedad en su conjunto.

¿Qué es y cómo surge la Generación Ansiosa?

La redefinición de la infancia está generando una epidemia de enfermedades mentales. Para comprender la situación, hay que asumir un par de realidad innegables:

La sobreprotección de las autoridades sobre los niños. Comenzando por los padres y madres, pero no acaba allí: profesores, abuelos, todo tipo de autoridad, pero sí, todo comienza en casa.

El uso sin restricciones de las computadoras, pantallas. Específicamente las redes sociales. No hay restricciones, ni filtros, no hay leyes o regulaciones. Las escuelas han cedido, los papás y mamás han cedido.

Desde el año 2010, hay un crecimiento constante de todos los siguientes indicadores en los jóvenes universitarios:

  • Ansiedad: +134%
  • Depresión: +106%
  • ADHD (Déficit de atención): +72%
  • Bipolaridad: +57%
  • Anorexia: +100%
  • Adicciones y abusos de substancias tóxicas: +33%
  • Esquizofrenia: +67%. (Fuente: American College Health Association)

Otro dato importante: el crecimiento de la ansiedad NO es en toda la sociedad, sino en cierta edad. Del 2010 a la fecha:

  • De 18 a 25 años de edad, creció 139%.
  • De 26 a 34, 103%.
  • De 35 a 49, 52%.
  • De 50+, -8% (decreció).

El crecimiento de estos indicadores también se ve en muchos países europeos y latinoamericanos. Este crecimiento multidimensional es una pandemia. Y tiene su origen años antes: Esa misma generación de jóvenes universitarios, algunos años antes, de niños, ya presentaban crecimiento de ansiedad.

En la primera década del año 2000, cuando eran niños, ¿qué estaba pasando entonces?

La aparición de las primeras redes sociales, MySpace en 2003 y Facebook en 2004, sin embargo, la relación con los infantes no es inmediata, porque los niños no tienen acceso tan fácil a la redes a través de la computadora. El cambio masivo viene cuando las redes sociales aparecen como apps, en los teléfonos celulares.

El tema es el siguiente: Las redes sociales están definidas para la gratificación inmediata (“shots” de dopaminas), como el azúcar, algunas drogas legales e ilegales, los juegos de azar (Las Vegas).

El experimento más famoso y replicado a nivel internacional: The Marshmellow Test. Esta prueba muestra que los niños que son capaces de resistir el placer a corto plazo (no tomar el malvavisco que tienen enfrente con la promesa de que más adelante tendrán más), tienen más éxito en la escuela además de relaciones sociales más sanas.

Ejemplos de gratificación a corto plazo:

  • Jugar videojuegos en lugar de estudiar.
  • No levantarse al sonar el despertador, “cinco minutos más”.
  • Sucumbir a la tentación de un postre o comida chatarra a pesar de saber que es malo para la salud.
  • Ver la tele hasta tarde, sabiendo que al día siguiente te levantarás cansado.
  • Revisar las redes sociales en vez de estar conectado con tu entorno (conviviendo).

Todo esto en adultos es grave, imagínense en niños, cuando aún no tienen estructuras, patrones, costumbres.

Entonces, tres cosas sucedieron:

  • El manejo indiscriminado de redes sociales.
  • “Parenting” (crianza) laxa, sin barreras, con un ejercicio de la autoridad poco clara.

Y por último, algo muy importante, desde la biología evolutiva (lo necesitan todos los mamíferos desarrollados), la desaparición del “free play”, es decir, la vida lúdica de los niños, donde maduran cerebralmente y aprenden muchas cosas en el ámbito lingüístico, social, de autoestima. Nota: Free play no es llevar a los hijos a una lista interminable de clases de deportes, danza, ajedrez, etc.

Resumen, de acuerdo a Jonathan Haidt, con esta generación de niños/jóvenes, terminamos sobreprotegiéndolos de la realidad externa, y los subprotegimos de la realidad virtual.

¿Resultado? Una generación con muy poco autocontrol, adicta a recompensas inmediatas, una noción borrosa de los límites, sobreestimulada y poco apta para una vida con altibajos. Las consecuencias aparecen en los primeros números que vimos: la pandemia de la ansiedad y la depresión.

¿Qué opciones quedan? Cambiar el mundo de las redes sociales es poco realista, a menos que seamos Bill Gates, y ni así, de modo que nos queda actuar en nuestra zona de influencia.

Técnicas para ayudar a tu hijo/hija a combatir la adicción/dependencia/ansiedad:

  • Los niños no pueden tener su propio teléfono celular a edad tan temprana. Suena drástico. Pero las consecuencias de no poner límites son aún más drásticas.
  • Promover prácticas que fomentan la paciencia, es decir, la recompensa a largo plazo.
  • Poner límites en la utilización de redes sociales (al aparato si no se puede a las redes). Todo en la vida tiene límites, y hay que aprender a lidiar con ellos.
  • Más compañía. Vivimos terriblemente aislados de los niños/jóvenes.
  • Cambiar/modificar los contextos, los espacios, los entornos del uso de la tecnología.
  • Practicar junto con el niño/adolescente actividades de vida social.
  • Practicar ejercicios de Mindfullness.

Especialista: Dr. Enrique Tamés. Director de proyectos de Florecimiento Humano del Tecnológico de Monterrey. Coach certificado.