¿Las amibas «come cerebro» están llegando a todos lados?, ¿estamos en riesgo si tomamos agua de la llave?, ¿nos podemos proteger contra ellas? Para que no entren en pánico, les vamos a contar todo sobre ellas.
El terror de las películas de zombis ha saltado de la pantalla a la realidad de una manera insospechada. El calentamiento global no solo derrite los polos, sino que, de paso, invita a invitados indeseados.
Resulta que la Naegleria fowleri, mejor conocida como «la amiba come cerebros», que suena a un villano de historieta, pero no solo es real: es peligrosa y deberíamos tomarla en serio. Si la idea de una criatura invisible entrando por tu fosa nasal para causar una infección letal no asusta… no sé qué más lo haría.
Naegleria fowleri: El monstruo de agua tibia
Lo curioso de esta amiba es que no vive en lugares raros ni en laboratorios secretos. Sus hábitats favoritos son los lagos y ríos cálidos, así como las aguas termales. Es decir, prefiere los espacios que asociamos con el descanso y la diversión.
Con el aumento de las temperaturas globales, sus territorios se están expandiendo. Antes limitada a regiones muy cálidas, ahora está colonizando nuevas zonas. De hecho, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han reportado un aumento de casos en estados del norte de ese país, como Minnesota e Indiana, lugares donde antes no se veía.
¿Cómo entra una amiba «come cerebros» a nuestro cuerpo?
El riesgo con esta amiba es que necesita una entrada. No «come» cerebros al azar. La amenaza aparece cuando el agua contaminada ingresa por la nariz. A partir de ahí, la amiba puede subir hasta el cerebro, causando una infección llamada meningoencefalitis amebiana primaria, que casi siempre es mortal.
Si bien la imagen es aterradora, es crucial ponerla en contexto: los casos son extremadamente raros. No es un riesgo cotidiano. Sin embargo, cuando ocurre, el desenlace es fatal. Por eso, los especialistas insisten en tomar ciertas precauciones.
¿Qué hacer para que no nos ataquen las amibas?
Lo más alarmante es que esta amiba «come cerebros» no se queda solo en los lagos. También puede aparecer en el agua del grifo que no ha sido tratada adecuadamente. Esto nos acerca a un escenario más cotidiano: el uso de la regadera o los enjuagues nasales para la congestión, como los que se hacen con un neti pot.
Aquí, la primera y más importante recomendación es nunca usar agua del grifo sin hervir para enjuagar las fosas nasales. Lo correcto es hervirla, dejarla enfriar y luego usarla. Un detalle mínimo que puede marcar la diferencia entre un simple remedio casero y un riesgo innecesario.
¿Podría el cambio climático producir más amibas «come cerebros»?
La historia de Naegleria fowleri es un recordatorio de que la crisis climática no solo afecta a los osos polares y al hielo de los glaciares. Sus consecuencias, a veces, se presentan en la forma de un organismo microscópico que, de pronto, aparece en un lugar donde nunca antes había existido.
El punto no es vivir con paranoia, sino reconocer que estos sustos microscópicos son la versión biológica de las facturas que el planeta nos está pasando. Hoy es esta amiba; mañana, quizás, otro bicho con nombre de novela de ciencia ficción. La lección es que los problemas globales se nos presentan en muchas formas y nos obligan a prestar atención.
Cómo protegerse de la amiba come cerebros
Aunque la amenaza es real, podemos tomar medidas sencillas para protegernos:
- Evitar sumergirse en aguas naturales (lagos, ríos, aguas termales) que se sientan excesivamente cálidas, especialmente durante las olas de calor.
- Para los enjuagues nasales, usar siempre agua destilada, estéril o previamente hervida y enfriada. Nunca agua directamente del grifo.
- Recordar que los casos son raros, pero el riesgo existe.
No es demasiado complicado, solo se trata de ser cautelosos. Porque sí, la amiba que come cerebros existe. Y aunque es rara, nos recuerda que el verdadero terror no siempre grita ni muerde. A veces, simplemente nada.