Por Lilu Martínez
Hay algo muy importante que no debemos callar.
Mi comentario hoy no solo va dirigido al gobierno y a su política deficiente en materia de seguridad pública. Va también contra las instituciones que deberían proteger a las mujeres, a los niños, a las niñas oaxaqueñas, a nuestros jóvenes… y no lo hacen.
Nos repiten una y otra vez que están “atendiendo las causas”.
¿Pero cómo?
Hace apenas unos días presumieron el nuevo Centro de Control, el famoso C5, que va a monitorear más de dos mil cámaras, enlazarse con 23 centros municipales y hasta usar drones.
Y sí, qué bueno que por fin apuesten a la tecnología…
¡Pero esperemos que no se quede, otra vez, en la foto, en el discurso vacío.
Nos quieren convencer con comparaciones absurdas:
“sí hay violencia, pero antes había más”,
“sí hay corrupción, pero el PRI robó más”.
¡Ya basta!
La gente no quiere escuchar excusas, ni comparaciones, ni propaganda.
Nosotros vivimos la inseguridad todos los días.
Nosotros movemos las ciudades, salimos a trabajar, cuidamos a nuestras familias, y somos quienes enfrentamos el miedo en las calles.
¿De qué hablan las autoridades?
¿Creen que con enviar trabajadores a llenar de corazones sus publicaciones van a engañar a la ciudadanía?
¡Qué diferente sería un gobierno que reconociera sus errores!
Eso sería el primer paso para buscar soluciones reales.
Pero no, prefieren la pasarela, el aplauso fácil y el discurso vacío.
Lo que vivimos hoy tiene responsables, y hay que decirlo claro:
se llama omisión,
se llama complicidad,
se llama corrupción.
Pero también hay otra parte: nosotros, los ciudadanos.
Los que callamos.
Los que preferimos el circo a la dignidad.
Los medios vendidos, los padres y madres que solapan a hijos delincuentes.
Esa ciudadanía conformista le acomoda perfecto a un gobierno corrupto.
Y esa misma ciudadanía le ha fallado a nuestros niños,
le falló a Noelia,
y a tantos otros pequeños que han quedado en el camino.
No podemos seguir ignorando esta degradación de valores.
No podemos acostumbrarnos a vivir con miedo.
Hoy, yo les pido mayor compromiso con las nuevas generaciones.
Que salir a jugar a la calle no se vuelva un recuerdo,
que la niñez no siga siendo víctima de nuestra indiferencia.
Nada nos vamos a llevar…
Pero sí vamos a dejar algo: cómo nos recordarán, por quiénes fuimos, y por lo que hicimos.
Tengamos dignidad.
Por nuestras niñas, por nuestros niños,
por Oaxaca.
Cuídese mucho.



