El gobierno de Donald Trump comenzará a renegociar a partir del mes de octubre el Tratado de Comercio de Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), su acuerdo comercial más ambicioso de todos los firmados y que ha quedado en gran medida en entredicho por las restricciones arancelarias unilaterales impuestas a sus socios.
El diario The Wall Street Journal asegura que la negociación ha sido encomendada a la oficina de Jamieson Greer, representante de Comercio de Estados Unidos, quien debe de abrir consultas públicas —con empresas y sindicatos, entre otros— antes del 4 de octubre, según las disposiciones del T-MEC.
El diario vaticina un largo proceso de renegociación de varios meses, que incluirá una audiencia pública en el Congreso en enero de 2026 y una reunión de los tres países para revisar los términos del eventual nuevo acuerdo el 1 de julio de ese mismo año.
El T-MEC, que reemplazó al TLCAN —acuerdo trilateral vigente desde 1994—, fue firmado durante el primer mandato de Trump en 2020.
Pero en su segundo mandato, el republicano lo ha atacado sin piedad por resultar supuestamente lesivo para Estados Unidos, y de hecho ha desvirtuado su espíritu con aranceles unilaterales contra Canadá y México, a los que acusa de laxitud en sus fronteras ante el narcotráfico que llega al país.
En marzo, poco después de asumir el cargo, la administración de Trump empezó a aplicar aranceles del 25% a las importaciones de productos no incluidos en el tratado.
Ese mismo mes, Trump también castigó con aranceles a las importaciones de acero y aluminio, vitales para la industria automovilística, que es el mejor ejemplo de integración en la cadena de producción entre los tres países.
El presidente republicano y el primer ministro canadiense, Mark Carney, hablaron por teléfono el lunes y este último dijo que notaba “progresos” en las conversaciones, mientras que el comercio bilateral también fue un importante tema de la agenda entre del secretario de Estado Marco Rubio y la presidenta Claudia Sheinbaum.
El diario sostiene que un acuerdo global sobre el combate antidrogas será un prerrequisito para cualquier acuerdo más ambicioso que involucre a los dos países, incluido el referente al comercio.