Columna: “Oaxaca: la deuda pendiente con las mujeres”

Por Lilu Martínez

Hoy, en mi comentario para Contenidos W Radio, hablo de un tema que no admite suavizarse: la violencia contra las mujeres.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la realidad es clara: nos siguen violentando todos los días.

Sigue dominando un machismo que intenta justificarlo todo. Y aunque la violencia puede tocar a cualquier persona, la violencia contra las mujeres ocurre por una sola razón: por ser mujeres.
No nos sentimos seguras en las calles, ni en el transporte, ni en los espacios públicos, ni mucho menos cuando las instituciones nos dan la espalda.

Porque no es una exageración decir que vivimos una crisis. Este año, hasta octubre de 2025, se reportan 71 feminicidios en el estado.
En total, en lo que va de esta administración se suman ya 275 mujeres asesinadas por razones de género.

Y no es sólo homicidio: la desaparición de mujeres sigue creciendo. En 2023 se registraron 356 mujeres desaparecidas en Oaxaca; en 2024, 503 casos, y aunque 2025 reporta una reducción en los datos oficiales, organizaciones independientes alertan un subregistro, pues las denuncias bajan ante la apatía institucional.

Hablamos de violencia económica, emocional, digital, institucional.
Ahí está la brecha salarial: hombres que hacen lo mismo —— y ganan más. Ahí están las denuncias que nadie atiende, las carpetas que se archivan, las autoridades que se hacen de oídos sordos.

Y desde el gobierno, ¿qué vemos?
Fotos, discursos, funcionarios vestidos de morado y naranja. Pero detrás de esas imágenes, conviven y protegen a agresores, los mantienen en sus cargos y los rodean de impunidad.
Ese es el verdadero mensaje: palabras bonitas, hechos inexistentes.

La realidad es que hay omisión, indiferencia y complicidad.
Las mujeres no necesitamos más campañas. Necesitamos justicia.
Necesitamos instituciones que funcionen y autoridades que actúen, no que finjan.

Por eso es imprescindible seguir saliendo, seguir exigiendo, seguir denunciando.
Porque callar nunca nos protegió. Porque la violencia no se frena con un color ni con una conferencia, sino con acciones reales.

Y lo digo así de claro: no basta con que una mujer haya llegado a la presidencia; lo importante es que lleguemos todas, vivas y con derechos garantizados.